12 julio 2011

Imágenes


El tiempo y el espacio están sembrados de la ruina de un espejo inmenso. Cada fragmento –el agua íntima, el ojo que nos ama, la espalda de los días- devuelve deformado nuestro rostro.

Yo, en cada triza, veo unos ojos tristes, un hocico agudo –un perro, su mirada fría. Y en vano mi odio acariciado chisporrotea como un gato ante esa imponente furia.

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